"El ser humano es un ser que se hace preguntas, sobre la realidad
que le rodea (mundo), sobre sí mismo (hombre) y sobre el objeto de un deseo
desconocido e indescifrable que el hombre lleva inscrito en el centro de su
corazón (Dios) y que le conduce a preguntarse por el fundamento
y
el fin
de
su vida y de la historia en la que él participa, como sujeto personal y
colectivo. Con la tradición filosófica y teológica agustiniana podemos decir
que el hombre es pregunta, es inquietud y cuestión en sí mismo.
La pregunta por Dios no es una pregunta como otra cualquiera, no
es una pregunta que el ser humano se hace, seguro de sí mismo, dentro de un
sistema de coordenadas, sino que es una pregunta al sistema
de coordenadas como tal, en el que él mismo y la comprensión del mundo que le
rodea se ponen enteramente en juego.
Como ha expresado genialmente el teólogo Karl Rahner, la
pregunta por Dios lleva implícita la pregunta por la totalidad de la realidad,
o dicho de otra manera, la pregunta por la realidad como un todo. Y, por esta
razón, la respuesta que el hombre de a esta pregunta radical, no va a depender
solamente de una teoría abstracta y racional, sino que en ella están implicadas
la libre decisión del sujeto (libertad), sus creencias (o miedos e
incertidumbres) más profundas y las experiencias y realizaciones concretas que
ese sujeto ha realizado y realiza en la historia (praxis)." Tomado de Víctor Chacón Huertas, CSsR
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